“Cherry picking emocional”: ¿Y si estás eligiendo tus emociones como quien escoge cerezas en el súper?

16.07.2025

¿Alguna vez has sentido que haces cherry picking con tus emociones? Te explico: es como ir al súper y escoger solo las cerezas brillantes, rojas y perfectas, ignorando las que están un poco más feas o magulladas. Pero en vez de frutas… hablamos de emociones.

Sí, tú, que decides quedarte con la alegría, el entusiasmo y la gratitud (faltaría más), pero dejas fuera la rabia, la tristeza o la frustración como si fueran emociones "caducadas".

Lo entiendo. No somos masoquistas. Nadie quiere pasar una tarde con la ansiedad tomando el té. Pero te digo algo: si haces cherry picking emocional, te estás perdiendo la mitad de la película.

Y no una película cualquiera. ¡Te estás perdiendo las escenas más potentes, las que te enseñan algo, las que te hacen crecer, darte cuenta, cambiar!

¿Qué es eso de cherry picking emocional?

Es una especie de autoengaño refinado. Una tendencia muy de moda en estos tiempos de positividad obligatoria y frases en cursiva sobre fluir.
Es elegir solo las emociones "instagrameables". Y no, no funciona. Porque lo que no se siente, se estanca. Y lo que se estanca… ya sabemos: huele mal. 

¿Qué pasa cuando evitamos ciertas emociones?

  1. Nos volvemos expertos en evitar.

  2. Nos tragamos lo que queríamos decir (con todo y salsa).

  3. Vivimos con el freno puesto.

  4. Sonreímos por fuera mientras por dentro hay una pequeña revolución francesa emocional.

  5. Y claro, luego te explota el pastel en la cara cuando menos te lo esperas.

Las emociones no se eligen, se viven.

No eres menos espiritual por sentir rabia.
No eres menos coach por decir: "Estoy harta de todo hoy".
No eres menos sabia por tener días tristes, grises, raros.

Eres humana. Y las emociones no son el problema. El problema es el juicio que les ponemos encima.

Una propuesta indecente (pero liberadora):

La próxima vez que sientas algo incómodo, no corras a cambiarlo por una afirmación bonita

Quédate un ratito ahí. Observa. Respira. Escucha lo que esa emoción trae.

Quizás la tristeza quiere que pares.
Quizás la rabia quiere que pongas un límite.
Quizás el miedo te está avisando de que necesitas prepararte mejor.

No es tan grave sentir. Lo grave es evitar tanto que se te olvida cómo se hace.